Con esta magnífica y sobria estampa
presidió la Señora
y Patrona de Rute el solemne triduo cuaresmal en honor al Santísimo Cristo del
Mayor Dolor.
Texto: Jesús Manuel Redondo Alba
La cuaresma ruteña va poco a poco consumiéndose y,
con ella, los últimos días de un
invierno espiritual que dará paso en nuestras vidas a una primavera cuyo
pórtico de entrada será la
Semana Santa. Una Semana Mayor en la que personalmente
tenemos que apostar por el recogimiento, la penitencia y una profunda reflexión
en pos de ordenar nuestra religiosidad y moralidad, empezando por realizar una
sincera autocrítica de nuestra interacción con los demás, en nuestra rutina del
día a día.
Durante los días 9, 10 y 11 de marzo de 2016 se ha
celebrado en el Santuario de Nuestra Patrona el solemne triduo en honor al Santísimo Cristo del Mayor Dolor, en el
cual ha ostentado la
Sagrada Cátedra nuestro Consiliario, D. Juan Carrasco
Guijarro. Durante sus homilías, éste
último ha destacado por encima de todo la HUMILDAD del Santísimo Cristo del Mayor
Dolor, humildad que todos y cada uno de nosotros estamos obligados a
autoimponernos en nuestro trabajo y en nuestro quehacer diario como trampolín
indispensable para llegar a Dios.
El Santísimo Cristo del Mayor Dolor presidió junto a
nuestra Patrona el solemne triduo, en un altar exquisitamente dispuesto (una
vez más) por la comisión de altares de nuestra Archicofradía, en el cual la
cera se erigió en principal protagonista del mismo, amén del impresionante frontis con el cual lució ataviada la Señora y Patrona de Rute.
Saya escapulario con mangas de terciopelo bordado en
oro y manto brocado en fondo beis con pequeños ramos de flores en oro; tocado
del pecho compuesto a base de encajes dispuestos en volantes alrededor del
cuello, blonda de lentejuelas metálicas y dos hojillas de oro de manto antiguo;
la mantilla dorada del tocado del pelo, los puños de encaje de bolillos, así
como el traje en terciopelo morado con
puntillas de chantillí y adornos en hojilla de oro coronan a la Señora y Patrona de Rute
(bajo sus doce estrellas) en su fantástico,
impoluto, sobrecogedor y respetuoso semblante cuaresmal.
De esta guisa, Señora, te contemplaremos los ruteños
durante la cuaresma en tu Santuario, tratando de no perder la deslumbrante
esperanza que nos transmites a la hora de hacernos ver que detrás de tu rostro
esta Jesús en un Mayor Dolor que también
es el nuestro: el de los problemas, el de la enfermedad, el de la soledad,
la ansiedad y el desamparo.
Nos queda el único consuelo de saber que después de
ese Mayor Dolor atravesaremos la reja del Cielo tras la cual te encontraremos…
¡Sólo
entonces podremos sentir de verdad la suprema y divina humanidad de tu impresionante
rostro cuaresmal!
Que así sea, Señora y Patrona ruteña.
¡VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN!
¡VIVA LA PATRONA DE RUTE!
¡VIVA EL SANTÍSIMO CRISTO DEL
MAYOR DOLOR!
¡VIVA LA REINA Y SEÑORA!
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